Oración

Esta Capilla Virtual es una invitación para la reflexión y la paz, en la que podrás orar en presencia de Nuestra Señora de la Esperanza.
Cuéntale todas tus preocupaciones y alegrías.Pide y agradece y demuéstrale tu amor. Y en cuanto puedas, ve a ver a Nuestra Señora de la Esperanza en su Capilla de la iglesia de San Francisco de Santander y recuerda tus oraciones.Allí entenderás que el mejor camino para llegar a Jesús es María...









                             



"¡ Oh Madre del Santo amor!

¡Oh vida, refugio y esperanza nuestra!

Vos bien sabéis que, no contento vuestro Hijo Jesús con hacerse nuestro perpetuo abogado junto a su eterno padre, quiso que Vos también os interesaseis con El para alcanzar la divina misericordia.

Espero, Señora, que por los méritos de Jesucristo y por vuestra intercesión he de salvarme. Así lo confía, y lo confio tanto, que si mi salvación eterna estuviese en mi mano la pondría luego en las vuestras, pues mas confio en vuestra misericordia y protección que en todas mis obras.

Madre y esperanza mía, no me abandonéis aun cuando lo merezco.

Mirad mis miserias y apiadándoos de mi socorredme y salvadme. Amen"




Dios te salve,
Reina, Madre y Capitana.
Eres tú nuestra vida
eres nuestra, Esperanza
y a tus plantas; Señora,
se entregan nuestras almas.
Nuestro puerto perdimos,
nuestra nave naufraga
sin rumbo en las tinieblas
de este valle de lágrimas,
en el que suplicantes
nuestras voces te llaman.
¡Oh!, Misericordiosa,
vuélvenos tu mirada
y lleva nuestro barco
con brisa de bonanza
a Jesús navegante
de tu divina entraña.
Capitana elemente,
dulcísima Esperanza,
siempre Virgen María,
luz que guía nuestras almas.
Por ella y por tus hijos,
Madre de Dios y Santa,
ruega para que un día
podamos echar anclas
en el puerto que Dios nos promete
como segura Patria
Amén, Amén.








Ad Iesum per Mariam (A Jesús por María)

«María es siempre el camino que conduce a Cristo» (Pablo VI). 

Nuestro acudir a María es sencillamente, porque Ella puede alegar sus méritos y su vida a favor nuestro ante su Hijo. Ella es licenciada en pleitos divinos-humanos. 

Acudimos a María para llegar a Jesús, porque es acomodadora de la misericordia y del perdón. 

Como el niño acude al regazo de la madre para buscar su protección, así los cristianos acudimos a María para ir de su mano a Dios, pues, nuestra condición de pecadores nos da vergüenza, si nos acercamos directamente. 

María es un atajo seguro, que desemboca en Cristo, quien va de su mano tiene la certeza de que tarde o temprano se unirá a Jesús. 

María consciente de su puesto de Medianera de todas las gracias está siempre a nuestra total disposición. Ella fue la que sirvió de enlace, para que Dios bajase a nosotros y sigue siendo el acceso que tenemos los hombres para llegar a Dios.